Strange Clouds.

Sí, soy de esas personas que le encanta salir a la calle a andar cuando está chispeando, bien abrigada, para no pasar frío, y que la lluvia le caiga en las pestañas, bajando por toda la cara hasta, incluso llegar a los labios, descendiendo por la barbilla, y que su corto camino termine estampando contra el suelo húmedo y frío. Pero también soy de las personas que cuando está lloviendo a mares un domingo a las 10 de la mañana, se levanta a causa del ruido que produce chocando en su ventana, coge un libro, una manta bien gorda, se hace un café y se sienta en la banca que da a su ventanal situado en la terraza, y desde un séptimo ve la lluvia caer y piensa, a la vez que escucha la suave melodía que causa ésta. Esta mañana he podido disfrutar, aunque por poco tiempo de una lluvia fina, espero que la próxima vez, esté cerca.